Así, sin rodeos. El vino es la hostia.
Más allá de la increíble casualidad de que una uva contenga, por sí sola, los elementos necesarios para su propia transformación —fermentación, conservación, evolución—, lo verdaderamente fascinante de todo esto es lo que viene después. Todo lo que genera. Todo lo que arrastra consigo.
Sí, por un lado está lo tangible: los registros históricos, el tejido industrial, los avances técnicos. Todo eso forma parte del vino.
Pero hay algo aún más fascinante: cómo el ser humano convierte lo tangible en relato. Cómo empieza a darle vueltas, a añadir capas, a crear discursos.
Lo hicimos con las artes, con las mayores y con las menores. Nos pasamos semanas hablando de un plátano pegado con cinta aislante a una pared. Tu cuñado aún no ha superado que en aquel tres estrellas Michelin le explicaran, durante cinco minutos, un plato que llevaba tres ingredientes. Tu hermana no entiende cómo es posible que no hayas visto el nuevo corto filmado en Betacam de ese director ucraniano de culto en el circuito del cine independiente.
Y en medio de todo eso —del ruido, del análisis, del trending topic—, estamos nosotros. Haciendo lo mismo, siendo lo mismo.
Acudiendo a la cata de turno. Debatiendo si las brettanomyces son un defecto o una seña de identidad. Ofendiéndonos si alguien sugiere que la garnacha de Gredos es solo una pinot noir con acento castellano.
Porque, no nos engañemos, más allá de todo lo maravilloso que aporta el vino —que si los amigos, que si los recuerdos, que si las sobremesas eternas—, hay algo que lo convierte en un fenómeno único: nos permite fliparnos un poco.
Nos da permiso para pensar, para teorizar, para categorizar. Para hablar de algo sin necesidad de estar completamente seguros. Para sentirnos parte de ese algo.
Y sí: todo eso es profundamente humano. Y un poco gilipollas también. Pero muy nuestro.
Y lo mejor es que no se acaba. Las modas vienen y van, los discursos se reinventan, lo viejo se vuelve nuevo otra vez. ¡Y encima está cojonudo!
Lo que yo te decía: el vino es la hostia.
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